Madre Tierra

Afloja, suelta, fluye, deja ir. Nos acercamos a ti. ¿Nos sientes? Nuestras energías se están armonizando; deja que suceda con paciencia y luego escucha.

¿Sientes el trinar de los pájaros? Eso es vida. ¿Sientes la abundancia contenida dentro mío cuando ves crecer tus plantines? Eso es vida, expansión, alegría.

Tú amas esta visión, amas los cerros y los ríos tal como son, naturalmente, antes de ser destruidos por el ser humano. Los amas porque los valoras, porque aprendiste y entendiste la importancia de su existencia y su influencia en la vida de todos, tanto los que disfrutan con ellos como los que los dañan.

Tú entendiste desde tu corazón, desde tu alma, el valor de cada parte de lo que llaman naturaleza, por eso te afecta tanto lo que sucede a tu alrededor.

La Madre Tierra te convoca, te invita a acompañarla en esta nueva etapa que comienza, etapa definitiva, de transformación y recuperación.

Por ahora, sólo espera con calma, con certeza. Confía en lo que percibas y en lo que veas, aunque no estés segura; no dudes; aunque parezca extraño, acepta.

Tu lugar está consagrado por nosotros, por la Madre Tierra y por todas las Jerarquías Angélicas. No ha sido abandonado por nadie ni esa energía se ha trasladado a ninguna parte, está ahí, semiactiva, esperando el momento en el que debe movilizarse totalmente. Otras personas vendrán. Mantenlo bello, con amor y dedicación. Ayuda tendrás. Prepáralo y prepárate porque pronto verás la energía activarse.

En ocasión anterior se instaló la energía del amor; ahora la verás activarse plenamente.

Todo es perfecto, el desarrollo es perfecto, aunque a veces parezca detenido. Recuerda eso siempre. Mantente firme.

Los por ti convocados estamos trabajando arduamente para que así sea, así se mantenga y no haya errores; por ello, mantener la calma, el equilibrio, la paz interna es indispensable como colaboración a la concreción del plan perfecto de Dios para la Tierra, para ustedes, para el universo.

Bendita seas por así comprenderlo.

Mantente así, clara internamente, digna y amorosa. No hay dolor ni humillación ni desamor para ti; sólo gratitud y un inmenso respeto por ti y por tu esfuerzo permanente.

Te agradecemos, te acompañamos y te amamos más allá de lo que imaginas.