Todavía hay dolor en tu corazón, un dolor viejo que no desea dejar de manifestarse mostrándote que aún quedan cosas por sanar; dándote a conocer que no estás relacionándote bien, que algo no funciona pues el dolor surge siempre ante algunas actitudes de las personas que tú amas, haciéndote sentir siempre el mismo efecto: sensación de soledad, de abandono, de desprotección y nada de esto es real, ni la causa ni el resultado; son sólo ilusiones de un corazón dolido mucho tiempo atrás.
Si cada vez que percibes que esto comienza a suceder, en un nuevo círculo, comenzando una nueva rueda, tú rechazas estos sentimientos, haciéndoles saber que no corresponden que ahora se manifiesten, reconociéndolos como viejas heridas que aún no terminan de cerrar en tu memoria ancestral, entonces ellas irán sanando poco a poco y tu vida será diferente.
No te niegues al amor, cualquiera sea la forma en que se manifieste. Acéptalo con alegría pues también necesitas saber, reconocer, que eres merecedora de recibirlo.
Inténtalo. Lo lograrás si permaneces atenta a tus reacciones, a la forma en que estalla en ti el dolor y en la forma en que acostumbras modificarlo.
Recuerda que ese tipo de dolor ya no es real para ti, sólo son grabaciones de tu memoria celular. Trabaja en ello, con alegría y atención, para abrir totalmente tu corazón al amor.
Bendice cada dolor en tu corazón y permítele retirarse.
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